La primera impresión de lo que pasó ayer es que, de haber ganado el Sporting, el Domingo hubiera sido un día redondo; como el otro punto se lo llevó un equipo andaluz, vaya una alegría – o una pena – por la otra.
Otra segunda impresión, después de jugar un poco con los números, comparando con lo que pasó en 2012, es que la estupenda victoria de Susana Diaz en las elecciones al Parlamento andaluz da pie a muchas conjeturas.
Veamos algunas:
Yo creo que Ciudadanos, con sus 9 puntos porcentuales holgados, ha recogido mayoritariamente el voto de centro derecha que le llega desencantado del PP. Si esto fuera así, habría otros cinco puntos porcentuales, de los 14 perdidos por el PP, que se habrían ido a otro sitio.
El otro partido que crece es Podemos. Podemos se ha venido autocalificando de partido transversal, ni de izquierdas ni de derechas. Yo eso no lo compro y, quien seguramente no lo ha comprado tampoco, es el electorado andaluz: la cabeza de lista pasó por IU y salió para irse hacia partidos y movimientos más a la izquierda; eso es legítimo pero, a la vez, me hace dudar, muy mucho, de que haya atraído hacia sí esos 5 puntos adicionales que le han desaparecido al PP
Lo que parece claro es que, de los 15 puntos que ha obtenido Podemos, 5 se los ha entregado IU y, si del resto, otros 9 puntos, no le han venido en parte del PP… ¿Cuál o quien es el partido contribuyente?
Con todos los matices que uno quiera incorporar, y uno o dos puntos arriba, o uno o dos puntos abajo (por la mejora en la participación y menos votos a los partidos sin representación parlamentaria) lo que a mí me sale es que, el PSOE, que ha perdido un global de 4 puntos, se habría beneficiado con 5 que le llegaron de abandonos del PP y por otra parte, y esto también es muy importante, habría cedido 9 puntos a Podemos.
Es como si los 47 escaños que ha mantenido el PSOE se han pasado a apoyar en una masa social más de centro y menos de izquierdas. En otras palabras: si el electorado del PSOE fuera un cuerpo haciendo equilibrios habría desplazado un poco su centro de gravedad hacia la derecha.
Si estas conjeturas fueran acertadas – si las leyera algún politólogo experto igual se hacía cruces – la valoración no es ni buena ni mala; simplemente abunda en lo que todo el mundo sabe: que el PSOE tiene que mirar para los dos lados, antes de ponerse a cruzar, pero poniendo más atención hacia los vehículos que le vienen por la izquierda.
Ciudadanos se nos presenta como un partido de centro derecha, moderno y con el expediente limpio. En ese espacio político es posible que sea el PP el que más tenga que perder.
Por otra parte, y a medida que los líderes de Podemos vayan entrando en diversas instituciones – por sus obras los conoceréis – el perfil ideológico de la gente que les siga votando irá perdiendo gradualmente la hipotética transversalidad, basculando claramente hacia la izquierda de la izquierda.
En otras palabras, y a mi modo de ver, cuando lleguen las elecciones generales a finales de este año, el daño que le pueda hacer Podemos al PSOE no vendrá de la confusión, ni de que nadie crea que Podemos es lo que no es; para entonces, por lo que sus representantes hayan venido haciendo o diciendo en el parlamento europeo, el andaluz o en los municipios y comunidades a las que accedan en Mayo, la mayoría de nosotros sabrá claramente de que van; el daño entonces, si lo hay, vendrá de que, frente a la desigualdad, los desahucios, el paro, la pobreza o la corrupción, por solo mencionar algunas de las cosas terribles que aún nos duelen a los españoles, el discurso de Podemos sea, para una cantidad notable de ciudadanos, más creíble que el del PSOE.
Y ahora viene la parte en la que yo me atrevo a dar los consejos que nadie me pide:
Si de mí dependiera, haría que se dedicase todo el tiempo que aún queda, cada vez menos, para hacer pedagogía: dejar de atacar a los demás por sus defectos y abandonar esos rifirrafes estúpidos que acaban en el odioso “y tú más”; y dejar de apoyarse tanto, como hacen algunos próceres, en lo mucho que se hizo en el pasado: los ciudadanos que nacieron con la democracia lo que necesitan conocer y entender es lo que el PSOE es capaz de hacer ahora, en el presente.
Y, por supuesto, ese ejercicio didáctico de explicar en qué consiste ser socialdemócrata en el siglo XXI debe de venir acompañado de hechos propios, de ejemplos prácticos, y no solo de palabras. No sé ni donde ni quien está hoy al cargo del pensamiento y las estrategias en el PSOE, pero tiene mucho espacio para la mejora.
O sea, victoria de Susana Diaz, sí: donde había 47 escaños sigue habiendo 47 escaños, y eso es un gran logro para el socialismo andaluz y el socialismo español en general, por el que hay que felicitarles y felicitarnos, pero no será suficiente para llegar a la Moncloa.
Los dirigentes actuales del PSOE tienen que hacer un ejercicio de ajuste similar e inverso al que han hecho ayer los votantes socialistas andaluces: escorarse un poco hacia la izquierda.