Una segunda oportunidad

En los estados en los que existe la fórmula electoral de la segunda vuelta (balotaje), los electores tienen la oportunidad de reasignar sus votos  corrigiendo,  así, la posible fragmentación que haya proporcionado la primera vuelta.

Es decir, a la segunda vuelta concurren aquellos elegibles que hayan superado un determinado listón – en casi todos los países con este método solo dos – lo que obliga a los electores,  cuya opción no haya superado el corte,  a decidir qué hacer en la segunda vuelta: a) quedarse en casa o b) reasignar su voto a alguno de los que haya sobrevivido.

Tomando los resultados de las elecciones de ayer, y después de unos minutos jugando con la calculadora, no he encontrado ninguna combinación viable para que ni el PP ni el PSOE, primero y segundo en escaños, sumen la mayoría absoluta. Hay asociaciones imposibles a mi modo de ver.

Y, si vamos a la mayoría simple, el que lo tiene más fácil en teoría es, evidentemente, el PP,  pero habrían de producirse abstenciones inimaginables (al menos inimaginables para mí).

Y lo que es muy complicado para los dos partidos con más escaños es mera entelequia si lo trasladamos a Podemos o a Ciudadanos.

¿A dónde me lleva esto? Pues a sospechar que habrá nuevas elecciones en un corto plazo y que, esas nuevas elecciones, se conviertan, para todos nosotros, en una especie de balotaje sui géneris.

Desde esa perspectiva voy a recordar un dato: la suma de los votos del PSOE y de Podemos alcanza los 10,7 millones e, incluso con algunos menos, Felipe González obtuvo una mayoría absoluta de 202 escaños en 1982.

Otro dato a considerar es que, con solo 341 mil votos menos, Podemos se quedó a 21 diputados del PSOE. Es decir, el reparto por circunscripciones actual castiga a Podemos y, para que Podemos supere al PSOE en escaños,  necesita lograr muchos más votos.

Por lo tanto, y frente al eventual balotaje que nos viene encima, a todos nos va a tocar pensar qué hacer con nuestro voto en esa segunda oportunidad. El voto útil tiene muy mala prensa, pero en su ausencia se llega a situaciones nada deseables. Los electores, si no se llegara a formar ningún gobierno con los resultados del 20 D, vamos a tener que repensárnoslo muy bien. Otros cuatro años como los últimos recientes serían muy duros de sobrellevar.

Y, si necesitamos ayuda, busquemos fuentes serias de información que nos expliquen bien, sin manipularnos, de que va eso de la Ley D´Hondt, las circunscripciones, lo que implica el voto en blanco, etc.  Yo no me atrevo a aconsejar ninguna fuente de información seria, aunque si se dónde están las que no lo son: todas las televisiones españolas, y sus tertulias, bastantes radios y muchos periódicos. ¡Es una pena!

Y, por supuesto, echémosle rigor intelectual al tema: si el pasado es un lastre, que lo sea para todos porque, los que se presentan como nuevos, también tienen pasado.

El debate a tres y un cuarto

El cuarto,  ausente, representado por la marisabidilla Soraya.

Todos fueron ellos mismos, sin ningún añadido relevante que yo detectara,  respecto de la imagen, los gestos y las palabras con las que han venido aburriéndonos desde hace semanas.

Me cuesta creer que haya habido indecisos que resolvieran sus dudas con un show como el de ayer en A3 Media. Yo solo veo eso posible para electores que hayan estado, por meses,  perdidos en el Pacífico, con la radio rota, y que se desayunases de nuevas con las cosas que decían ayer unos y otra.

Soraya con un ¡viva la economía!, volando inocente sobre la desigualdad y la corrupción; Sánchez sin saber sacar provecho de la partitura socialista y, los otros dos, cada uno por su lado, vendiéndonos su inexperiencia como un mérito.

Yo sé – o creo saber – que no votar es un mal remedio, pero es a lo que invita la mediocridad del panorama. Para mi uso personal, para salir del impase,  he decidido prescindir de los portadores de los discursos y de los discursos mismos, machacones y reiterativos, y pasar a reflexionar sobre las potencialidades de cada formación política. Ya sabemos que, como en el futbol, tener un buen delantero es muy importante – a todos estos se los ve flojitos – pero, si hay un equipo fuerte detrás, quizás se puedan salvar los muebles.

Y, así, de las dudas yo he derivado hacia las certezas, de lo oscuro he pasado a lo claro y, como mal menor, ya tengo una idea, más o menos, de quien será el que obtenga mi voto.

¿Queréis pistas? Ni Albert Rivera ni Pablo Iglesias tienen equipo – y el que van creando ni ellos mismos lo conocen – y Rajoy, con sus SMS a Bárcenas, ya demostró su habilidad como cazatalentos.

Blanco y en botella.

A quien votar (II)

Nunca las segundas partes fueron buenas, pero no puedo desoír el clamoroso reclamo de mis lectores, así que voy a desarrollar en las siguientes líneas, con la misma metodología utilizada en la primera entrega, la lista de interrogantes que suscitan algunos asuntos públicos. Una vez más, las respuestas que nosotros mismos nos demos serán una buena guía para votar si aún estamos entre los indecisos.

CAMBIO CLIMÁTICO

Muy de moda estos días aunque, hace ya cuarenta años,  según descubren  investigaciones recientes,  la compañía petrolera Exxon estaba al tanto del problema de los gases de efecto invernadero sobre el cambio climático y gastó millones de dólares para promover la negación del mismo. Los negacionistas cada vez son menos, ante la acumulación  de evidencias y, casi siempre, han estado ligados a intereses espurios, como los de la  Exxon.

¿Quiénes han estado haciendo chanzas, primos incluidos, sobre el cambio climático? ¿Hay que creer todas las promesas que se nos están haciendo sin valorar, a la vez, la actitud que se ha venido teniendo sobre este tema? E, incluso, dispuestos a perdonar errores personales del pasado, ¿Quiénes nos parecen más convencidos de que lo del cambio climático es un problema muy serio?

LAICIDAD

Vemos con estupor, por no decir espanto, como en algunos países se impone la ley de la sharía con reglas durísimas que castigan con la pena de muerte la blasfemia o el adulterio. Bien, ese no es nuestro caso, “gracias a Dios”. Aquí, aunque tuvo que ser Napoleón Bonaparte quien la aboliera por primera vez en 1.808,  la Santa Inquisición española,  después de varios  “quita y pon”, quedó definitivamente suprimida en 1.834. Es decir, son cosas que han quedado atrás, pero no tan lejos.

¿Es bueno que las leyes de un Estado lleven una impronta religiosa en temas tales como los derechos civiles de las personas: libertad de expresión, derecho de familia, sexualidad, etc.? ¿Es bueno que el pensamiento religioso condicione la investigación científica? ¿Es bueno que la educación de nuestros hijos tenga que pasar por el filtro de una fe religiosa, cualquiera que ésta sea? ¿Qué partidos nos transmiten que les parece cosa buena la laicidad en  un estado como el español?

AMINISTRACIÓN DE JUSTICIA

Vivimos en un país en el que se puede maldecir a alguien diciéndole “pleitos tengas y los ganes”, lo que demuestra la inteligente percepción del refranero popular sobre lo poco bueno que cabe esperar de la Justicia. Para que en España uno se meta en pleitos tiene que estar muy seguro de  dos cosas: a) que tiene dinero suficiente para soportar la batalla que puede ser muy larga (Justicia lenta y cara) y b) que las probabilidades de ganar sean muy altas y que se logrará del perdedor el cumplimiento efectivo de la sentencia.

¿A quién vemos que pueda darle a este país una Justicia verdaderamente gratuita accesible a todo ciudadano que sienta lesionado alguno de sus derechos? ¿Habrá algún partido que, de verdad, cuando gobierne, asigne recursos suficientes a una Administración de Justicia actualmente desbordada? ¿Conocemos de algún partido que ya haya tomado – o propuesto – medidas que acrediten su claro posicionamiento en favor de la independencia de los jueces? ¿Habrá alguien que impida que la suerte de un proceso sobre corrupción dependa de ciertas carambolas, siempre con un trasfondo político detrás?

EDUCACION Y SANIDAD

Sin mucha seguridad de que esté bien traído lo de  “mens sana in corpore sano” como justificación de tratar estos servicios públicos conjuntamente lo cierto es que, para cualquier ciudadano con responsabilidades familiares, la salud y la educación de los suyos – una vez que haya tenido una cena que ofrecer  y un techo bajo el que dormir – es esencial. Si te falla lo primero – la comida y el techo – apaga y vámonos, pero supuesto que esa aberrante injusticia este aparcada  – lo que desgraciadamente no es totalmente el caso en España –  el que veas crecer a los tuyos fuertes y sanos y con opciones de poder desarrollar todo su potencial educativo, es una aspiración de lo más legítimo.

¿A quién vemos más cerca del objetivo deseable de que ambos servicios públicos sean total y absolutamente gratuitos? ¿A quién vemos creyéndose sinceramente el que no debiera de haber saludes y educaciones diferenciadas según el poder económico de cada familia? ¿Es bueno para esta causa la mercantilización sin cortapisas de la educación y de la sanidad?

MISCELANEO

Podríamos prolongar esta reflexión hablando de:

El  ejército, y su privilegiada impenetrabilidad para el mundo civil.

La formación de equipos en los nuevos partidos, y la llegada de arribistas de dudoso pedigrí.

La Cultura, y su resistencia al adoctrinamiento.

La memoria histórica, y de las fosas sin dignidad.

La Ley de Dependencia, y de quiénes salen de las lista de espera por haberse muerto.

La lista podría será todavía más larga, pero prometo que no habrá una tercera entrega. La pregunta es: ¿A quién vemos con el ánimo y la capacidad de ponerle el cascabel al gato?